No hay mayor derrota que convencerte de que no tienes ningún poder, que nada puedes hacer para cambiar las cosas, que la vida solo te sucede y que son los que mandan los que deciden el rumbo de nuestro destino.
Te conviertes en aquello en lo que crees, así que todo el aparato del sistema se empeña en mostrarte que eres un don nadie y que estás en manos de los gobiernos y de los poderosos, que debes elegir entre una u otra opción para que decidan por ti, y que existen unos representantes de dios en la tierra a los que debes acudir para buscar consuelo y salvación. Mientras tanto, trabaja, paga tus impuestos, consume para poder sobrevivir y conviértete en un producto de sus lineales, presto para ser usado o desechado cuando les convenga.
Así se nos pasa la existencia, como en una carrera donde vas saltando obstáculos…
Que triste realidad… la cual se puede cambiar.
Si se puede, muy difícil pero podemos.